lunes, 9 de junio de 2014

cuento: La suerte está a tu lado, solo has de verla

Cada día se levanta esperando que de una vez su suerte cambie. Tiene un trabajo que no le gusta.  Una pareja que no la quiere.  Nota como la rodea una nube oscura que todo a su alrededor lo envenena.

Afronta el día a día con desgana y un vacío en el alma que le desgasta poco a poco.  No entiende porque por él nadie se preocupa.  Porque no le preguntan cómo está, cómo le va la vida.

Pero la vida no es del color del cristal con que se mira.  Su mujer sí se preocupa.  Intenta hablar con él pero él no la escucha, sus palabras son como papel de estraza que le hace sangrar el alma.

Si él alguna vez se hubiera preocupado por escucharla sin juzgarla, se hubiera dado cuenta de que no lo odiaba; lo quería.  Si hubiera escuchado los deseos y las preocupaciones de su mujer, se hubiera dado cuenta de cómo lo quería.  Y hubiera conocido una pequeña pasión de ella.  Hubiera visto que en la terraza tiene su pequeño paraíso.  Un paraíso hecho de flores.  Las cuida con amor, tal como a él quisiera cuidar, pero él no se deja.  Si le demostrara un poco de amor, ella le hubiera explicado que de vez en cuando, en una de las torretas crece la suerte.  Crece un trébol especial, un trébol de 4 hojas.  Un trébol que quizás, vete a saber, le hubiera cambiado la vida.

Porque si no miras lo que tienes alrededor, si no te preocupas por la persona que tienes al lado, si no afrontas la vida iluminándola en vez de oscurecerla, la suerte pasa por tu lado sin verla. La suerte, como una niña con traje nuevo y mirada radiante, incluso te llama, salta, intenta hacerse ver y te sonríe con alegría. Pero tú crispado por una mente que te limita, no la ves y la suerte, con la cabeza baja y una lágrima, se va triste. Y tú lector, quizás ya te has dado cuenta, la suerte en esta historia no era el trébol, la suerte estaba disfrazada de mujer, la mujer que lo quería.

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